¿Estudiar la percepción?

En investigación existe una confusión, bastante extendida, entre los métodos cuantitativos y los estudios de percepción. La equivocación radica en dar tratamiento de dato (hecho verificable y demostrable) a lo que sólo es una opinión.
Por ejemplo, si queremos conocer con total certeza cuántos vehículos respetan las líneas peatonales en un crucero determinado, no hay otra opción que contar cada uno de los vehículos que lleguen a ese lugar, en una ventana de tiempo determinada. Si optamos por preguntar a través de una encuesta a los automovilistas si lo respetan o no, no tenemos datos verificables sino sólo la opinión de los encuestados.


El problema radica, entonces, en que se tomen decisiones a partir de la sola percepción, bajo el falso supuesto de que las opiniones reflejan los hechos reales, sin considerar la brecha existente entre una cosa y la otra. Por supuesto que hay caminos metodológicos para disminuir la brecha entre la percepción y la realidad; sin embargo, el rigor y la honestidad inquisitiva deben, de manera invariable, partir del reconocimiento de que se trata de un estudio de percepción cuando éste es lo que intenta medir.

Un último apunte: en realidad la percepción es inconmensurable; no se puede medir con precisión. 

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